jueves, 30 de octubre de 2008

FELIZ CUMPLE DIEGO

La vida de Maradona, en imágenes


Desde lo más alto tocó fondo antes de subir de nuevo a la élite para dirigir a la selección argentina. Maradona no es un futbolista más: tan genial como autodestructivo, sigue siendo idolatrado por una nación entera. Siempre polémica, ésta es su vida en imágenes.

La vida de Maradona, en imágenes
Diego Armando Maradona, en La Bombonera. EFE

Paul Tenorio

Grandes personajes a lo largo de la historia han ascendido a las cimas más altas sólo para caer después. El patrón auge-decadencia es tristemente común entre muchos deportistas y artistas, que flotan por encima de la sociedad durante un tiempo y después no son capaces de volver a caminar, consumidos o abandonados por el éxito. El caso de Maradona es, ciertamente, distinto. 'El Pelusa' vivió en las nubes un tiempo, considerado el mejor futbolista del planeta, antes de descender al infierno de la coca, largas noches grotescas acompañadas de indeseables, vicio y perversión, y después una lenta recuperación bajo los focos y el escarnio público. Cuando nadie daba un duro por él, después de protagonizar tristes episodios, Maradona, no sin ayuda, resurgió de sus cenizas para volver a ponerse en primera plana: dirigirá a la selección argentina. De nuevo, el mejor futbolista de la historia para muchos vuelve a situarse en lo más alto. Esperemos que no le entre el vértigo en esta ocasión.

Su vida ya ha sido llevada al cine, aunque no se ha rodado aún la versión definitiva. 'El Pelusa' se crió en Villa Fiorito, un pobrísimo barrio del sur de Buenos Aires, y pronto demostró sus grandes dotes para el fútbol. A los 16 años ya había debutado con Argentinos Juniors en la Primera divisón argentina.



Maradona era ya considerado el mejor jugador del planeta en 1986, cuando llevó a Argentina al título mundial con una memorable actuación frente a Inglaterra en cuartos de final que será recordada hasta el fin de los días. Allí consiguió dos goles que enviaron a la cuneta a la 'pérfida albión', enemiga acérrima de la nación sudamericana desde la guerra de las Malvinas. No fueron dos goles cualesquiera: ambos están en el 'hall of fame' de los mejores jamás logrados. La mano de Dios es un ejemplo de picardía. Diego era en la cancha más listo que sus rivales, más vivo, siempre dispuesto para el arte de la burla. El otro gol es una obra maestra, es el gol, insuperable -¿de qué planeta viniste?-. Diego Armando coge la pelota de espaldas a portería en su propio campo, se gira, regatea a cuantos rivales le salen al paso, burla la salida del portero y marca. Habrán visto 'este gol' más veces, pero ninguno en una fase avanzada de un mundial y con Inglaterra de adversario.

Les dejo los vídeos de ambos goles. No se pierdan la narración del gran Víctor Hugo Morales en el segundo. Se emociona él y les emocionará a ustedes.





Maradona dejó Boca Juniors y puso rumbo a Europa para deslumbrar en el Barcelona, donde jugó dos temporadas. En la ciudad condal es donde conoció las alcantarillas del éxito y donde se enganchó a la cocaína junto a otros futbolistas como Julio Alberto. La 'nieve blanca' fue su compañera inseparable de viaje durante más de una década. Ya con la droga arraigada en él, 'El diez' seguía haciendo diabluras con el balón, aunque en el Napolés italiano, al que llevó a sus dos únicos 'scudettos'. Fue allí, en la ciudad italiana, donde en 1991 fue detenido por posesión de coca y se hizo pública su adicción. Después jugaría un año en el Sevilla, luego en Newell's Old Boys y finalmente de vuelta en Boca, pero gordo y desmejorado, nunca fue el mismo mientras se arrastraba hacia su retirada definitiva en 1997, después de un positivo por cocaína y otro por varios derivados de la efedrina en el Mundial de Estados Unidos de 1994, el último que disputó.

Todavía, en la peor etapa futbolística de su carrera, era capaz de hacer cosas como ésta:



Aquí les dejo algunos goles de Diego en Barcelona, un calentamiento histórico con el Nápoles e imágenes de su paso por el Sevilla







Su segunda detención se produjo en 1994, tras protagonizar, visiblemente drogado, un triste episodio disparando con una escopeta a varios periodistas que esperaban noticias de él en la puerta de su mansión, en Buenos Aires. Parecía que su espiral descendente estaba a punto de terminar. Se le ve desesperado, sin ganar de vivir, hastiado de todo.

El mundo del fútbol se movilizó. No podía dejar morir lánguidamente a su astro rey, y muchas buenas personas sustituyeron a las malas influencias anteriores para poner al 'barrilete cósmico' en órbita. Así, Diego fue comentarista deportivo, presentador de televisión, directivo de Boca Juniors, escribió su biografía "Yo soy el Diego" y estuvo varias veces internado en clínas de rehabilitación. En un centro de Cuba se acercó a Fidel Castro y al comunismo y se tatuó al Che Guevara en un brazo, pero no se alejó definitivamente de la coca. Sólo lo consiguió -eso esperamos todos- tras divorciarse de su esposa Claudia y de su representante Guillermo Cóppola, su único lazo con el pasado, cuando sufrió una crisis hipertensiva y cardíaca en 1994 que estuvo a punto de acabar con él. Ingresó en la clínica neuropsiquiátrica 'El parque', que no estaba autorizado a abandonar por voluntad de su familia, y allí el Diego exorcizó sus demonios. No todos, porque hace un año ingresó en otra clínica para curarse de su adicción al alcohol, que le ha causado problemas hepáticos.



Hoy día Maradona es Dios, el único ser viviente capaz de hermanar a dos enemigos encarnizados como son las hinchadas de Boca Juniors y River Plate. Maradona es quel al que retratan, imitan, aquel que se tatúan en el brazo o le dedican canciones -es un astro pegado a una pelota de cuero-. Ha estado al borde de la muerte muchas veces, y lucha cada día por alejarse de la tentación, pero su personalidad autodestructiva sigue ahí, así como su esencia. Famosas son y seguirán siendo sus guerras con Blatter, presidente de la FIFA, sus bravatas políticas o sus declaraciones explosivas. En la última, acusaba al mejor jugador de Argentina, Leo Messi, de jugar para sí mismo.

Llega el gran reto para Maradona, que no ha tenido ninguna responsabilidad profesional desde que se retiró del fútbol. Después de vivir su vida subido a una montaña rusa que ha estado a punto de descarrilar, se le presenta la oportunidad -la exigencia- de conducir al título mundial a una selección que tiene equipo de sobra para lograrlo. No falles ahora, Diegol.

Disfruten con diez grandes goles del diez más grande de la historia.

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