miércoles, 24 de octubre de 2007

Martín Palermo: "No soy menos que los delanteros del Milan"

Para muchos, la carrera futbolística de Martín Palermo debería ser llevada al cine. Y quizás tengan razón. Porque para que el Loco llegara a ser el referente que es hoy del popular Boca Juniors, debió pasar mucha agua debajo del puente...

Palermo nació en La Plata el 7 de noviembre de 1993 y se inició en las categorías menores de Estudiantes. En 1992 hizo su debut en Primera, pero recién un año después marcaría su primer gol, entablando un romance con la red que todavía perdura. Sin embargo, fue en el segundo semestre de 1995 que su carrera daría vuelco de 180º.

Luego de aportar poco para que Estudiantes regresara a la máxima categoría, Palermo apenas si era tenido en cuenta por la dupla que entrenaba al Pincha aquel momento. De hecho, una diferencia económica evitó que el centrodelantero de 1,87 metros pasara a préstamo a un club del ascenso. Vale aclarar, a esta altura, que uno de aquellos entrenadores era el mismo Miguel Ángel Russo que hoy le da la capitanía de Boca.

Palermo se quedó, llegó un nuevo director técnico y con él, la titularidad a fuerza de festejos: fueron 32 en dos temporadas, que le valieron su pase a Boca en 1997. Con Carlos Bianchi en la banca, el Loco se cansó de hacer goles, ya sea de cabeza, su fuerte; con zurda, su pierna hábil; o de derecha, con más fortuna que precisión. "Martín es un optimista del gol", lo definió el mismo Bianchi.

En 1998 convirtió 20 en 19 fechas, récord vigente en torneos cortos. En 1999 sufrió una seria lesión, pero volvió a jugar contra River por los cuartos de final de la Libertadores: anotó un gol en el 3-0 con se saldó aquel clásico. Ese mismo año, con la selección nacional, falló tres penales en un partido ante Colombia por la Copa América. Uno más tarde, sin embargo, llegó su consagración, al anotar los dos tantos con los cuales Boca derrotó al Real Madrid en la final de la Copa Intercontinental 2000.

A su paso sin éxito por España le siguió un regreso triunfal a Boca: desde 2004, dio seis vueltas olímpicas -entre ellas, la Libertadores de este año-, se transformó en el máximo goleador en actividad del fútbol argentino y va por el título de máximo artillero en la historia de Boca. La máxima figura que llevará el xeneize al Lejano Oriente habló en exclusiva con FIFA.com: Luz, cámara... ¡Acción!

Señor Palermo, ¿qué significa para usted volver a Japón a disputar el Mundial de Clubes?
Un torneo y un objetivo muy importantes, tanto para mí como para todos nosotros. Será una nueva experiencia ya que nunca la jugamos con este formato, pero trae buenos recuerdos para los que ya vivimos una Intercontinental. Para aquellos que tendrán su primera vez, será importante que lo valoren por la importancia que tiene para el club y para ellos.

¿Cuántas veces ha visto sus goles al Real Madrid en la final de 2000?
¡Muchas! Me los han hecho ver en infinidad de oportunidades, pero uno no se cansa nunca, ya que es un recuerdo muy lindo, algo único, que no pasa todos los días. ¡Por suerte, cada vez que los miro la pelota sigue entrando!

¿Qué cualidad de aquel equipo será indispensable este año si Boca quiere coronarse otra vez en Japón?
Sin dudas, el convencimiento que teníamos de que podíamos ganar la final ante el Real o ante el equipo que se nos plantara adelante. Si repetimos esa actitud, tendremos más posibilidades de salir campeones.

¿Será ese el motivo por el cual hasta ahora, los Mundiales de Clubes anteriores quedaron en manos sudamericanas?
Es difícil saberlo, son varios factores que influyen en torneos así. De lo que estoy seguro, después de haber estado en Japón y de haber jugado en Europa, es que ellos le dan la importancia que se merece. A nadie le gusta perder, y menos a este tipo de equipos.

¿Le preguntan algo sus compañeros más jóvenes sobre su experiencia previa?
Por ahora no mucho, porque estamos pensando en el campeonato local, donde debemos recuperarnos lo antes posible de la derrota ante River, que dolió y mucho. Ya habrá tiempo para pensar en Japón. Sin embargo, imagino que interiormente los más chicos saben de la trascendencia que adquiere: va más allá del país de uno, es mundial. Los jóvenes deben imaginarse la importancia que este torneo puede tener para su futuro.

Puede que le toque enfrentar a delanteros como Kaká, Ronaldo, Filippo Inzaghi, Alberto Gilardino... ¿Qué tiene usted para compararse con ellos?
Todos los que nombró son jugadores de selección, pero no me siento inferior a ninguno. Ellos tuvieron la suerte de llegar a un equipo grande como el Milan, y yo en uno grande como Boca. Sí creo que en mi capacidad y lo que he hecho en mis años en el fútbol. Con eso me basta.

¿A qué edad un futbolista empieza a jugar por la gloria?
Creo que desde las inferiores. Cuando sos pibe y jugás tus primeros partidos, empezás a soñar con cosas que podés llegar a vivir en un equipo de primera división. Si en ese momento no sentís que tenés la posibilidad de hacer algo que quede en la historia de un club, es como te falta algo. Luego la vida misma te va poniendo metas y los sueños cambian. Pero siempre buscás la gloria.

¿Le quedan sueños por cumplir con la camiseta xeneize?
Siempre quedan objetivos por alcanzar si uno se los propone, como lo es ganar el torneo local y luego el Mundial de Clubes en Japón. Es difícil no tener un sueño por cumplir cuando por delante hay competencias tan importantes. ¿A quién no le gustaría jugar la final con el Milan? Esto es Boca y acá siempre hay que querés ganar más y más. En lo individual, me encantaría transformarme en el goleador histórico del club, ya que justamente el gol fue lo que siempre me identificó con Boca.

¿Qué se siente ser ídolo en un club tan popular como Boca?
Mientras está actividad, uno nunca termina de tomar real dimensión. El hincha de Boca es muy agradecido conmigo, pero creo que lo será más cuando ya no esté.

El título mundial en Japón, ¿podría ser el broche de oro para su carrera?
Y... Sin dudas, sería importantísimo revivir, siete años después de lo del Real Madrid, todo lo que eso significa a esta altura de mi carrera... Voy a llegar con 34 años, pero no creo que un resultado le vaya a poner fecha a mi retiro.

La última: ¿la selección es un capítulo cerrado para usted?
¡Para nada! Alfio Basile me conoce de su paso por Boca, por lo que mantendré mis esperanzas como cualquier otro jugador. Pero soy realista, y ahora lo primero es concentrarme en Boca, seguir haciendo bien las cosas y aspirar a ganar otro título mundial.
(FIFA.com) Miércoles 24 de octubre de 2007

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