martes, 30 de octubre de 2007

Diego Maradona festejo su cumpleaños en el programa de Majul

¿Quién no puso su casa alguna vez para festejarle el cumpleaños a un amigo? Algo de eso tuvo la emisión de ayer de “La Cornisa”, donde Luis Majul puso torta, velas y peguntas para celebrar 45 años de magia. Fue un festejo modesto, sin regalos ni invitados sorpresa. En la noche de Luis el catering fue chico pero el corazón grande. Diego Maradona aprovechó para hablar de la Selección, de la visita de George Bush al país, de la entrevista que le realizó a Fidel Castro y repasó muchos de los momentos más importantes de su vida y de su carrera como jugador que comenzó el 30 de octubre de 1960, en una habitación del Policlínico de Lanús. “Vamos a salir en tren a Mar del Plata. Va ir (Emir) Kusturica, (Miguel) Bonasso... va a estar bueno el tren”, adelantó el astro sobre lo que será su presencia en La Feliz para repudiar la llegada del presidente de los Estados Unidos para la IV Cumbre de las Américas que comienza el viernes. “Me parece brutal lo que hizo con Afganistán, con Irak”, justificó su presencia el Diez. Pero con el mismo talento con el que encaraba para un lado y con un quiebre de cintura enganchaba para el otro, Diego pasó de Bush a Fidel Castro. “La entrevista –sale hoy en La Noche del Diez- con el Comandante es alucinante, no tiene desperdicio”, aseguró. “Lo sentí fantástico, tiene 79 año pero está lúcido. Cuando terminamos la nota nos tomamos un mojito”, contó el backstage Maradona. Si hay algo que jamás se le puede reprochar a Diego es que no dio el cien por cien cuando vistió la celeste y blanca. Por eso, se entiende, ahora pretende hacer lo mismo. “Yo al 50 por ciento y (José) Pekerman al 50 no le sirve a nadie”, dejó en claro su postura sobre un posible ofrecimiento para integrar el equipo de trabajo del seleccionado. “Si yo no puedo hablar con los jugadores y José va a estar pensando que le quiero sacar el puesto, no sirve”, explicó. Un rato más tarde quien se subió a la Polémica (en el Bar) fue un Intruso del fútbol. “Lo traen a Maradona para tapar las críticas a la Selección. Como todos estamos maradonianos otra vez, nadie va a decir nada”, opinó Jorge Rial. Maradona también repasó su etapa en el Boca campeón del ´81 (“Tuve un problema de un tirón que no me dejaba rendir como quería”); el barrilete cósmico en México (“Es el gol soñado por todo jugador”); Italia ´90 (“Estaba todo arreglado. Codesal, un corrupto jodido, un hijo de puta, nos cobró un penal porque Alemania no podía meternos un gol. Si íbamos a los penales tenían miedo de que lo ganáramos”); el mundial del ´94 (“Nos sacaron la copa de la mano. La efedrina estaba permitida en el básquet, en el béisbol, en todos lados...”); la relación con Don Diego y Doña Tota (“Son lo más grande que hay. Para ellos soy Pelusa, el nene que volvió a casa a los 45 años); la patria futbolera (“Estoy así gracias al amor de la gente”); y su programa (“Yo quería empezar como All Boys y terminar como la Juve. Sabía que no podíamos pelearle de entrada a Tinelli y Susana.”). Este Diego flaco, claro, positivo, más humano, con las mismas contradicciones de antes, pero sin la verborragia y la prepotencia de tiempo atrás, lo aleja –por suerte- de aquella versión maradoniana a la que se le pedía –y se le hacía creer- que se podía ser Dios adentro y afuera de la cancha. Adentro seguro que lo era; afuera, jamás. “Es mi primer cumpleaños lúcido”, sintetizó esos cambios el astro. “Podés tener diez palos verdes, pero perderte una fiesta del colegio de Dalma o de Giannina es mucho más que el dinero. Hoy necesito levantarme cada día y ver a mis hijas”, concluyó. Para el final, la torta. “Es de cabello de ángel”, bromeó Majul por la dieta de Maradona. Creemos que no soplaron la velita ni cantaron el felíz cumpleaños porque el programa se grabó unos días antes y, se sabe, festejar antes da mala suerte.

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